Un niño identificado como Samuel Ribeiro, de 6 años, le robaron la infancia mientras jugaba en su habitación, que está ubicada en el segundo piso del edificio donde vivía con su padre, abuela, madrastra y dos tíos, en la cuadra 47, en Condominio Del Lago, en Itapoã, Santa Catarina, Brasil.
Según la Policía Civil, una bala perdida, que entró por la ventana de la habitación y lo alcanzó en el abdomen, le quitó la vida a Samuel el pasado jueves. La bala provino de una pistola 9 mm.
En entrevista con un medio informativo, José Matheus Silva, de 27 años, padre del niño, habla de la tragedia.
Con tan solo 1 año, Samuel ya había perdido a su madre en un accidente de tráfico. El humilde hogar donde vivía con su familia era un ambiente cálido y afectuoso.
Era raro que los miembros de la familia permitieran a Samuel jugar en la calle o salir solo. “Siempre lo dejábamos en casa porque tenía miedo de que le pasara algo. Cuando salía, siempre estaba en compañía de una persona responsable”, cuenta su padre.
Pero el lugar que debería haber sido el más seguro, la casa, estaba marcado por el terror.
La noche del jueves pasado, alrededor de las 8:30 p. m., Samuel entró a jugar con sus autos en la habitación de su abuela. El padre jugaba videojuegos en la sala y el tío estaba en otra habitación.
José cuenta que, poco antes de escuchar el sonido del D❙SP₳R0, Samuel caminaba descalzo por la habitación. “Le dije que se pusiera unas sandalias porque el piso estaba helado. Se las puso y, en minutos, cuando iba a la habitación, escuché una explosión amortiguada y el llanto desesperado de Samuel”, recuerda.
Al padre no se le pasó por la cabeza que el ruido fuera un D❙SP₳R0. Al correr hacia la habitación, José se encontró con el niño con los ojos en blanco e inconsciente. “Intentó llamar a ‘papá’, pero solo suspiraba y no podía hablar. Cuando lo volteé para el frente, vi el agujero en el costado de su abdomen y me desesperé”, describe.
La hermana de José llegó a casa unos minutos después y salió corriendo con su sobrino a la calle. Un vecino llevó al niño a una estación de bomberos. Los militares intentaron reanimarlo, pero no pudo resistir la herida.
Según investigaciones de la Comisaría 6ª ( Paranoá ), al menos dos D❙SP₳R0S fueron efectuados, uno de los cuales impactó en una casa de la calle contigua y el otro entró por la ventana de la habitación de Samuel, que estaba abierta.
La policía recogió testimonios de familiares y posibles testigos para esclarecer el caso, pero hasta la publicación de este informe no había pistas sobre el origen del proyectil.
Conmocionada, la abuela paterna, doña Graça, pide justicia. «Iría a trabajar de buena gana, con gusto, solo para comprar las mejores cosas para mi nieto. Ahora, ya no tengo fuerzas ni para ir a trabajar. Estoy devastada«, desahoga la empleada doméstica.
Cuestionado sobre tener un ₳RM₳ en casa y la posibilidad de que el tiroteo haya sido accidental, el padre desmiente la versión. “Aquí en casa nunca entró un ₳RM₳. Ni uno de los peores monstruos le haría nada a un hijo. Era mi guerrero y siempre estuvo a mi lado”, dice.
En la habitación de Samuel, el padre guarda los útiles escolares y las tareas que hacía su hijo en la escuela. El último de ellos, el jueves pasado, fecha en la que perdió la vida.
“Siempre lo ayudé con sus pequeñas tareas. Aquí está todo lo que tiene. Hasta compramos una mochila nueva, porque le encantaban esas imágenes de motos y patinetas. Pero sé que Dios nos mostrará quién le quitó la vida a mi hijo”, concluye.




