En un ataque armado ocurrido a plena luz del día fueron atacados a bordo de una patrulla el director operativo de la Policía Municipal de Cajeme en Sonora, México y un elemento de la corporación asignado a su escolta.
Se trata del comandante Jesús Alberto Navarro Velarde, cuyo puesto lo colocaba como el segundo al mando dentro de la Dirección de Seguridad Publica y el agente Jorge Alberto Galindo Ayón.
El ataque ocurrió cuando los uniformados circulaban a bordo de la unidad tipo pickup marcada con el número 298 y al llegar a la esquina de las calles Sinaloa y Mayo fueron emboscados por hombres armados con armas largas.
Según relataron vecinos las ráfagas se escucharon durante varios minutos por lo que debieron resguardarse en el interior de sus casas, incluso a escasos 100 metros del lugar se localiza una clínica del ISSSTE Sonora.
El comandante Jesús Alberto Navarro Velarde tenía el rango de suboficial, considerado como uno de los más altos de la corporación, era Licenciado en Derecho y actualmente estaba cursando una maestría de manera virtual mientras realizaba sus labores como Director Operativo.
Tenía 18 años y 8 meses como policía activo en la Secretaría de Seguridad Pública de Cajeme, anteriormente estuvo comisionado como encargado del departamento de Dactiloscopía y la Policía Rural.
En su trayectoria, siempre destacó por sus labores de proximidad social con los ciudadanos, además de organismos empresariales y productivos con quienes mantenía comunicación para elaborar estrategias que ayudaran a disminuir los delitos.
El pasado mes de noviembre, la Cámara Nacional del Comercio (Canaco) le entregó un reconocimiento al Director Operativo por la atención al sector empresarial, ya que se había logrado reducir el robo a negocios y se incrementaron las detenciones de presuntos delincuentes.
Jorge Alberto Galindo Ayón tenía el rango de policía, según el registro de corporación contaba con una antigüedad de 17 años y 5 meses.
Actualmente era una de las personas de confianza del Director Operativo, pero años atrás estuvo comisionado a la Policía Rural, la cual se encarga de realizar labores de vigilancia en los campos del Valle del Yaqui.
Ambos cuerpos quedaron en el interior de la patrulla destrozados por las decenas de impactos de bala que recibieron y dejan en vida a sus esposas e hijos, además de familiares y policías de la corporación que lamentan esta tragedia.
Cabe señalar que después de velar los cuerpos de ambos policías, autoridades municipales deberán rendir un homenaje por haber fallecido en cumplimiento de su deber.

