
En noviembre pasado, aún en primavera,
Argentina registró la primera de nueve olas de calor cuando lo habitual son cuatro o cinco en
verano y continuarán en otoño con temperaturas de hasta un 55% por encima del promedio, informó el Servicio Meteorológico
Nacional (SMN).
Según el SMN, que recopila datos desde 1961, este es el verano más cálido desde entonces y el mes pasado también fue el segundo febrero más seco, con un 41,9% menos de lluvia que el promedio.
Este jueves 9 de marzo, la entrada de aire frío del sur trae alivio al sur del país, «pero en el centro y norte las temperaturas seguirán siendo muy altas. En Buenos Aires posiblemente tengamos otra ola de calor la próxima semana.
» ella dijo.
Estela Lago, de 49 años, vendedora en un quiosco de Buenos Aires, está harta de este verano interminable. «Ya no aguanto más.
Tenemos un calor extremo desde noviembre, es marzo y no ha terminado», se quejó.
Esta semana la alerta roja cubre un tercio del país.
«No es normal tener olas de calor en marzo, esta última fue muy larga, en la ciudad de Buenos Aires duró siete días», dijo Fernández, quien indicó que la duración habitual es de tres días.
Más sequía
La producción de soja, principal producto de exportación, caerá a su menor volumen en 14 años, con pérdidas también en trigo y maíz. La entidad estimó pérdidas de unos 10.000 millones de dólares este año.
«Esta sequía fue provocada por el fenómeno de La Niña y se espera que en otoño comience a debilitarse hasta desaparecer, pero la atmósfera tarda en responder», explicó Fernández.
Asustados y agobiados
Ejemplares de Ciervo caminan donde antes había gran volumen de agua en el Ibera, #Corrientes. Más allá de las lluvias que se dieron estos dias la sequia sigue presente en la provincia si bien ayudo a sofocar los focos de incendio activos pero para la sequía faltan más lluvias. pic.twitter.com/J74tRknRdC— LuisMartínez Ambientalista (@AMBLUISM) March 3, 2023
El fenómeno coincidió la semana pasada con el inicio del curso escolar.
«Los niños se derrumban, no se pueden concentrar, hay 39 alumnos en un salón sin circulación de aire», describió Patricia Castro, madre de una niña de siete años que estudia en una escuela pública del barrio de Boedo., en Buenos Aires, sin aire acondicionado. .
«El patio donde se hace educación física arde, sin sombra, es inhumano», dijo esta empleada que de todos modos envía a su hija a la escuela «porque en casa no hay quien la cuide».
Daniel Botaro, padre de mellizos de ocho años, decidió no enviarlos «hasta que se ‘relaje’ el calor».
Aunque las autoridades no suspendieron las clases, las denuncias de los padres se multiplican.
«En la escuela con estas temperaturas y sin aire acondicionado, con el peligro que eso conlleva… hay poco respeto por los chicos» consideró Ricardo Merkin.
En Buenos Aires se dispuso un operativo para la distribución de agua embotellada en las escuelas. El Ministerio de Salud mantiene alerta para prevenir el golpe de calor.
El aumento de la demanda energética por las altas temperaturas también ha provocado cortes de luz y protestas de los usuarios.
«El calor afecta más a los pobres, sobre todo a los niños», dijo Ernesto Texo, un abogado de 70 años, al recordar que en Argentina la pobreza alcanza al 37% de la población.
Para Valeria Sparrow, una empleada de 50 años, «el calor cansa, pero la inflación es peor» que en 2022 fue casi del 100% anual.