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El dolor de Omayra Sánchez, la niña que murió en Armera, Colombia, ante los ojos del mundo

enero 24, 2022

El 13 de noviembre de 1985, el volcán Nevado del Ruiz entró en erupción y horas después, comenzó la tragedia en todo el poblado de Armero. En total fallecieron 25000 personas, dentro de las cuales se encontraba una pequeña niña de tan solo, 13 años de edad.

Omayra vivía con sus padres, su tía y su hermano menor cuando ocurrió el desastre, solo su madre se salvó por estar justo de viaje de negocios en Bogotá. Cuando llegó el primer lahar, su casa de hormigón se derrumbó y casi todos sus familiares presentes fallecieron (su hermano sobrevivió milagrosamente). Pero Omayra seguía viva, no había recibido ningún golpe fatal, pero estaba atrapada entre los escombros de su propia casa, con los brazos libre, pero con el agua casi hasta el cuello.

Los rescatistas intentaron sacarla de allí, pero se dan cuenta de que es imposible hacerlo sin dañar sus piernas. Con el pasar de las horas, llegaron periodistas y cámaras de tv, quienes se percataron de Omayra e hicieron que su caso se diera a conocer por todo el mundo.

Algo que caracterizó a Omayra fue su valentía y la tranquilidad con la que afrontó el momento, sin perder la calma ni gritar ni llorar en ninguna ocasión: “Vayan que hay mucha más gente atrapada, yo puedo esperar”, «estoy preocupada, hoy era el examen de matemáticas», “mamá si me escuchas, yo creo que sí, reza para que yo pueda caminar y que esta gente me ayude”…

En un momento se pensó en amputarle sus piernas, pero la falta de materiales quirúrgicos y las pocas posibilidades de que sobreviviera, hicieron inviable esta alternativa. Con el pasar del tiempo, el agua siguió subiendo y se requirió de una máquina para succionarla, pero estaba muy lejos como para traerla en tan poco tiempo…

Lamentablemente, para el tercer día Omayra comenzó a decaer, tenía unas enormes ojeras, la cara hinchada y sus manos estaban blancas y arrugadas. Los médicos que están a su lado coincidieron desgarrados, que Omayra no tenía salvación. “Ya el Señor me está esperando”…

A las 10.05 del sábado 16 de noviembre, la pequeña perdió la vida. Probablemente, la causa de su muerte fue gangrena, hipotermia o simplemente, un ataque al corazón…

La fotografía más emblemática fue sacada por el fotógrafo Frank Fournier. «Ella estaba dentro de un gran charco, atrapada de la cintura hacia abajo por concreto y otros escombros de casas que fueron destruidas. Ya llevaba unos tres días en esa situación, estaba dolorida y muy confundida. Al tomar su fotografía me sentí totalmente impotente, sin poder alguno de ayudarla. Ella enfrentaba la muerte con coraje y dignidad, sentía que su vida se le iba. Sentí que lo único que podía hacer era informar sobre el coraje y el sufrimiento de la niña, y esperar a que la gente se movilizara»…

«Tengo muy claro lo que hago, cómo y por qué lo hago. La foto ayudó a recaudar dinero para ayuda y sirvió para destacar la irresponsabilidad y falta de coraje de los líderes del país. No había planes de evacuación pese a que los científicos habían advertido sobre el peligro de una erupción.

Hay cientos de miles de Omayras en el mundo, historias de gente pobre y débil. Los fotógrafos debemos crear un puente entre ellos y los otros», agregó el fotógrafo Fournier.